La vida se hace más fácil cuando aceptas una disculpa que nunca llegó… y eso se llama perdonar desde el corazón.
Quizás de una mala experiencia para ti, podamos entender, que el mayor aprendizaje es aprender a perdonar a quien o a lo que nos hace daño.
Perdonar, nos permite sentirnos en paz y plenitud interior con nosotros mismos, y en consecuencia con el mundo.
Y creerme, este pilar de vida es totalmente verdadero. En muchas de nuestras filosofías y religiones dicen que el acto de perdonar nos convierte en almas grandes, nos dota de gran corazón y un inmenso valor interior. También afirman que su eterno compañero de aventuras, el olvidar, es regalo de aquellos que son valientes y desde el amor puro valoran su propia felicidad.
Perdonar y olvidar: dos ingredientes vitales que cada uno de nosotros tendríamos que plantearnos desarrollar cada día de nuestra vida ¿sabes por qué?
Porque poco a poco irás aprendiendo que quien te genera un daño y malestar, no se convierte en mejor persona que tú, y en consecuencia tú no serás más débil por perdonarlo. Si perdonamos y luego olvidamos podemos sentir que las cosas nos dejan de hacer daño, pudiendo olvidar o eliminar de tu vida a aquellos que no te aman verdaderamente y solo buscan tu malestar.
Invita a tu propio corazón a abrirse cuando alguien se disculpe ante ti y perdónalo, aunque te pueda resultar complicado, por muy grave que haya sido la experiencia o el daño causado.
Cuando perdonas te sentirás iluminado y en equilibrio con tu propia esencia y tu alma. Y eso es una de las mejores recompensas de esta vida: el primer paso hacia la eternidad.
Perdonar nos invita muchas veces también a hacernos a nosotros mismos la pregunta de ¿qué pasa si alguien me hace daño y no se disculpa?
Buscando esa respuesta te darás cuenta que tu propia alma te llevará a perdonar de todas formas. Tan sólo recuerda lo importante que es en este caso “saber olvidar“. Al fin y al cabo, no vale la pena sufrir por aquel que no pudo o supo demostrar que te valoraba.
Recuerda PERDONAR Y OLVIDAR. Ambos se convertirán en la clave para que sigas tu desarrollo personal y evolución como gran ser humano que eres.
Vivir bajo estos valores te permitirá deshacerte de la mochila cargada que llevas sobre la espalda, la cual no te deja mirar hacia el cielo, el destino que todos nosotros anhelamos y pretendemos.
Vivir en el rencor no te traerá ningún bien, y mucho menos a la persona que te hizo ese daño. Únicamente, solo podemos cambiar teniendo la valentía de perdonar y el trabajo de olvidar lo ocurrido.
Aprende a aceptar las disculpas si te las ofrecen al corazón. Si esto no ocurre, simplemente olvida y continúa con tu camino recordando que perdonar no es volver la vista atrás.
“Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar”- Dalai Lama
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